LA APUESTA : LA LUNA

Ella le pidió las respuestas y él le arrojó diez cartas, la primera que destapó mostraba la imagen de dos lobos aullándole a la noche y entre espadas una luna estaba custodiada. Él la miró y finalmente dijo –la luna siempre representa engaños y mentiras. Si lo que te mueve es la venganza, debo decirte: a ellos la falsedad los hará llorar- ella asimiló en silencio lo que estaba por hacer, -que se tomen dos gotas- dijo él largándole un frasquito no más grande que una probeta.
[Selene]
                La verdad no sabía que me hacía sentir más estúpida, si el hecho de estar sentada en la orilla de la piscina con los pies dentro del agua haciéndole sonrisitas a Frank mientras él se acercaba, o el pensamiento mismo de sentirme en un juego que jamás debí haber aceptado. Odiaba a mis amigos Demian y Porter y me detestaba a mí por seguirles la cuerda.                                               
Por la sierra Andina, hacía el norte de Nevados, hay un pueblo llamado La Perla, es allí donde he vivido desde que puedo recordar, es un lugar bonito y el clima varia tanto como el temperamento de las personas que lo habitan, se podría decir que si el día está oscuro es porque tu vecino va a estar de mal genio o que si el día está soleado es porque tu madre está eufórica y te obligará a dar un paseo con tus hermanos menores. Por mi parte prefiero La Perla en los días de lluvia, guardarme en casa con una taza de café caliente y una novela de misterio.                                 
   -Hola Selene- me dijo Frank mostrándome los huequitos en sus mejillas pues sonreía al verme allí, también pude ver el tono canela de su piel y el traje de baño azul ajustado a sus glúteos, -es raro verte por aquí-apuntó. Y tenía toda la razón porque odiaba el complejo deportivo de la academia.                                                                                                                                                                                   -Tenía calor y quise refrescarme-le mentí. Puede ser que nunca haya sido muy buena en física o matemáticas, pero soy experta en mentir.    
-¿Y vas a meterte?-preguntó tartamudeando. Al pobre se le notaba tan ansioso con mi presencia que yo estaba segura que esta vez el triunfo sería mío. –si quieres te enseño-insistió. Supongo que todo eso se debía a mi mala reputación con lo que a coordinarme dentro del agua se trataba y quien mejor que Frank para sentirse capaz de ser mi profesor, y es que mal o bien era el capitán del equipo de natación y toda su vida giraba en torno al agua. 
                                                                   -En realidad a eso venía- dije y me odié, pero me odié más cuando retiré de mi cuerpo mi blusa favorita, sin mangas y con botones hasta los pechos y mi falda de jean hasta las rodillas. Me sonrojé cuando vi que Frank había dejado de nadar por un instante y había tragado agua por la sensación que yo le causé.                                                                                                                                                           –A la de tres- dijo él, -uno, dos…-. Yo me aventé con la idea de que más que caer en el agua tenía que caer en los brazos de él y así fue, sólo que el calor del contacto duró poco, de hecho no sé si fue tan poco como yo hubiese querido. El zumbido de la presión en mis oídos me produjo dolor y el agua entrando por mis fosas me hiso sentir ahogada, aunque eso sólo fue por un instante quise matar al responsable de la situación, pero creo que no era el verbo adecuado a utilizar, no desde lo que sucedió en la excursión de fin de año hace unos meses. Se trataba de Demian, mi queridísimo amigo que entraba en batalla para evitar mi victoria, y es que el día de la apuesta quedó claro que los tres podíamos hacer lo que fuera para tratar de ganar, aunque eso significara arruinar la vida de Frank, Dulce, y Zoé.                                                                                                  -No te ofusques-dijo Demian mientras Jeffer ofreció su mano para ayudarme a salir, cosa que a Frank le desagradó, pues se había salido de la piscina sólo para ser caballeroso conmigo. Jeffer también odiaba el agua pero era él quien tenía las bolas más rápidas en los partidos de softbol, no era tan amigo mío, aunque siempre había existido una empatía entre los dos, puedo decir que Jeffer sí era el tipo de chico al que me gustaría sonreírle mientras entrena sin camisa bajo el sol de la tarde.                                                                                                                                                                  -¿Tú no deberías estar con Zoé?- le pregunté a Demian, pero sólo me contestó con un gesto que decía “yo sé que voy a ganarles”.                                                                                              
                     -¿De qué se trata?- preguntó Jeffer y yo le sonreí e hice un gesto para que captara que no era de su incumbencia mientras me secaba el cabello y el tonto de Demian me seguía mojando desde la piscina. El entrenador del equipo de natación pidió que despejáramos el lugar y tuvimos que salir todos, claro a excepción de Frank, aunque antes de irme le di un pico como quien no quiere la cosa y el muy tarado tambaleó y se cayó a la piscina de nuevo. A lo lejos escuché una carcajada familiar, la de Porter, que se retorcía de la risa desde la puerta del coliseo. A Demian le causó mofa pero se le quitó de la cara su sonrisa cuando vio que Porter estaba acompañado por Dulce y Zoé. Las dos chicas eran de complexiones similares, figuras atléticas, del tipo que se ve en revistas de lencería juvenil, se parecían mucho, sólo que una era castaña y la otra morena.                              
  Demian salió corriendo, abrazó a Zoé y la tomó de la mano, cosa que me hizo pensar que ya nos llevaba terreno a Porter y a mí. Junto a Jeffer caminamos a su encuentro y cuando llegamos Dulce les estaba contando que quizá no podría salir el fin de semana porque su papá era muy conservador y la idea de una fiesta en traje de baño y con antifaces no le agradaba mucho, Porter estaba mareado con tanta idiotez, sin embargo le sonreía y trataba de darle razones para asistir junto con él y se inventó un par de formas para convencer al señor.                                                                      
     -¿Están seguros que Arriane consiguió que nos prestaran el club?- pregunté. Deseaba que la respuesta fuera no, pero Jeffer afirmó que de no hacerse en el club podríamos ir al hotel de su mamá.                                                                                                                                                                                                   -El hotel sería perfecto- se pronunció Demian. Y yo lo miré con esa cara mía característica que le decía “cállate o te callo”. –pero ¿qué?, ¿acaso la idea no es dormir placenteramente después de la diversión?-. Yo casi lo cojo del cuello, pero evite demostraciones de afecto y sin más que decir me fui para mi casa.                                                                                                                                                   Los dos días siguientes se podían resumir rápidamente, Demian y Zoé ya tenían algo más que una simple amistad y era más que evidente que Porter le estaba robando la atención a Dulce con gestos poco usuales en él, la acompañaba a todas partes y le traía regalos a la academia para que todos nos diéramos cuenta de lo que sucedía, por mi parte no había mucho que decir, sólo que en la tarde del jueves invité a Frank a mi casa a ver una película empalagosa, había tirado una colcha en el piso y arrojé todos mis cojines para hacer cálido el ambiente, lo que no preví ni imaginé era que el boludo tiraría su refresco en su camisa, que se la quitaría y que yo de buena alma me arruncharía sobre su pecho para darle calor. Mentiría si dijera que no fue de mi agrado, porque de hecho lo disfruté y llegué a pensar que si Frank no fuera tan niño de mente podría llegar a gustarme, incluso más que Jeffer. La velada culminó con un chocolate caliente que la celestina de mi madre nos ofreció antes de que el chico apuesto saliera de mi cuarto. Y pese al buen rato yo podía concluir que me encontraba en ultimo en la tabla de posiciones y no lo iba a permitir, porque una cosa era perder dinero (cosa que no me importaba) y otra muy diferente era ser la esclava por un mes del que ganara la apuesta y sé que así seria porque en garantía cada cual le entregó a los otros unas fotos intimas que con toda autoridad podían publicar de no seguir las clausulas de la apuesta.                                                                                                                                                                         Al dia siguiente la última clase fue la de pintura y expresión, me llevé una sorpresa cuando vi mi cuerpo dibujado en el lienzo de Frank, él se sonrojó al verse pillado en pleno trazo pero se armó de valor para pedirme que lo acompañara después de su practica de salto sincronizado a comer un helado en el café que quedaba por la salida sur del pueblo y yo acepté porque solo me quedaba esa oportunidad para concretar algo con él antes de la fiesta del sábado.                         
       Los viernes en la tarde la academia de ciencias, artes y deportes cierra sus aulas, aunque no impide que los alumnos interesados se queden en los diferentes escenarios matando las ganas de aquello que como heroína les causa placer, yo conocía a Frank lo suficiente para saber que aunque me hubiera cogido el reloj él no se alejaría de su estanque a no ser que se fuera directamente a su casa. De camino a su encuentro una extraña sensación me invadió, era algo así como un presentimiento y un acongojo mezclados, como si el acelere que en mi corazón se había despertado esa última semana fuera a sufrir un freno en seco. Por un buen rato caminé por inercia y veía lo que mis ojos a disposición me querían mostrar, el camino empedrado, el pasto, la mugre flotante, el óxido de la perilla en el portón del coliseo, incluso me detuve a ver a Kiara en la barra de gimnasia y detalle que su columpiar era flojo, fue tonto pero por ese instante pensé que ella tenía la misma sensación que en el momento me abrumaba. Kiara era nueva en la academia, era bella y radiaba un aura arrolladora al caminar, pero personalmente me parecía que su soledad era misteriosa y me producía miedo, de hecho con la única persona que la había visto era con Tizano, y a mi pensar eran tal para cual, él era muy simpático pero su rareza lo había apartado de los demás, alguna vez escuché que él veía cosas extrañas y que de vez en cuando le daban ataques inusuales; ella se percató de mi presencia, me sonrió y salió del coliseo, nuestras miradas se encontraron y quizá este loca pero juro que en sus ojos vi una llama de ira y lo cierto es que no era la primera vez que pasaba, pero como siempre, la ignoré. Atravesé las piscinas y no encontré a nadie, así que fui a las duchas pues las luces estaban encendidas y aunque lo que vino después me pone las mejillas rojas, estoy segura que si la ocasión se repitiera lo volvería a hacer. Frank estaba desnudo y como siempre imaginé su cuerpo era candente, no puedo negar que lo recorrí por completo, su espalda era ancha y fuerte, tal vez era aquella sensación que traía desde minutos atrás o el aroma del vapor saliente, o el simple hecho de contemplar su desnudes pero sus brazos parecían de gladiador y sus firmes muslos me hubieran hecho gritar de no haberme controlado, me excité y deseé que se volteara para invitarme a seguir, mis labios quedaron corroídos porque mis dientes se clavaron en ellos a causa del filo que me retorcía internamente, puedo decirlo y parecerá basto y ordinario, pero en ese preciso instante quería comportarme como una zorra. Debido al miedo a mis propios alcances salí corriendo a las graderías, para allí esperar al chico que ahora legalmente se robaba mis suspiros.                                                                                                               No pasó mucho para que Frank saliera de las regaderas, y esta vez al verlo caminar imaginé como luciría si estuviera desnudo en ese momento dirigiéndose hacia mí.                                        
  -Hola preciosa- me dijo y se arrojó a darme un beso en la mejilla, -creo que me demoré, pero es que la práctica se ha alargado un poco y como no te vi llegar fui a tomar una ducha- explicó.                                                                                                                                                                                                    -Sí, lo sé- dije tontamente.                                                                                                                                      -¿Cómo?- preguntó extrañado.                                                                                                                                            -Digo, supuse que estabas allí, vi las luces encendidas-, él sonrió.                                                       -Vamos, daremos un paseo- me tomó de la mano y sentí la fuerza que había tratado de calcular mientras lo veía en debajo del agua, aunque supongo que las fuerzas muy seguramente era distintas, porque esta era aquella que me mostraba intensiones de pretender usar el otro tipo de fuerza si yo necesitaba de su protección.                                                                                                      
                    Al salir de la academia notamos que estaba lloviendo pero no pensamos mucho en eso y nos montamos en su moto, él aceleró y pronto nos sacó del pueblo. El viento era delicioso y las gotas de lluvia en mi rostro disminuían la temperatura provocada por la cercanía de nuestros cuerpos, y debo decirlo una vez más, mi pensamiento animal sugería cosas, como que se sentiría más rico si yo llevara las riendas de la moto y él me tomara por la cintura. De repente como si él hubiera leído mis pensamientos tomó una de mis manos para que yo le apretara el torso, el efecto que la acción causó en mí fue una agitación y una tensión en mis pezones.                                                            
  Cuando llegamos el lugar estaba cerrado y al intentar devolvernos la moto se pinchó dejándonos varados, intentamos parar algunos vehículos que transitaron pero todos se comportaron necios a ayudar y como la lluvia amenazaba con ponerse más fuerte buscamos refugio debajo de un mochuelo viejo y retorcido al lado de la carretera a esperas de que alguien se apiadara de nosotros. Hablamos de muchas cosas y a la vez de nada en concreto, callábamos y volvíamos a hablar, hasta que hubo un silencio por parte nuestra mientras la naturaleza mandó un gran trueno que juraría cayó a pocos metros de donde estábamos porque el crujido fue aterrador, me aventé a sus brazos, él acarició mi poco cabello, suspiró y luego volvió a hablar, pero esta vez el tono de su voz era diferente.                                                                                                                                                        -Es curioso- dijo.                                                                                                                                                          -¿Qué es tan curioso?- enfrenté.                                                                                                                         -Nunca imaginé al comenzar esta semana que algo así pudiera ocurrir…Selene y Frank, mojados de pies a cabeza en medio de árboles y enamorados el uno del otro-, yo casi me atraganté con mi propia saliva cuanto lo escuché diciéndolo con tanta ternura y tan convencido de lo que supuestamente estaba sucediendo entre los dos. Traté de no parecer cortante después de eso y me levanté en busca de alguien que nos ayudara. Creo que lo demás no fue relevante, aunque puedo afirmar que esa noche no pude dormir pensando en lo que estaba haciéndole al pobre chico, sin claro contemplar lo que yo misma me estaba causando.                                                      
  Las horas del sábado pasaron realmente volando y yo me encontraba en un ensimismamiento que a duras penas me dejaba respirar, mi mamá tocó a la puerta de mi cuarto en más de una ocasión, pero yo sólo le contesté cuando me dijo que Demian estaba en la sala esperándome, le pedí que le dijera que se marchara pero ella insistió tanto que saliera para mostrarle que me encontraba bien, que al fin dejé mi cuarentena y fui a ver a mi amigo.                         
-Pareces un mounstro- dijo al verme, -ni creas que vas a ir al hotel con esa pinta- creo que eso le entendí, yo parecía un zombie , -¿ya te llamó Frank?, ¿a qué hora viene por ti?-                                    
         -No- le aseguré. –Y que sepas que no tengo ganas de ir a la fiesta-                                                       -¿Y eso, a que se debe la repentina decisión?- quiso saber Demian.                          
                         No quería que supiera que mi cabeza estaba vuelta un ocho con el asunto de la apuesta y que de pronto mi sentido de la moralidad estaba saliendo a flote, pero aún más no quería que se enterara del extraño sentimiento que se había despertado en mí en esos últimos días por Frank.          
     -Creo que ayer con la lluvia agarré algo, parece que tengo fiebre- él me tocó la frente e hizo una cara de incredulidad.                                                                                                                                                  -Tienes que saber que Porter, quiere matar y comer del muerto. Él es que tiene fiebre de ganar y no le va a gustar nada la idea de que dejes todo después de que hemos invertido tanto en esto-                                                                                                                                                                                                  -¿Tanto?, Demian eso es basura, esto ha sido un juego-                                                                                            -Bastante excitante ¿no?- lo odié por tener la razón, es que si nada de esto se nos hubiese ocurrido esta semana habría sido igual de aburrida a las ultimas 10 y lo que es peor puede que la posibilidad de pensar en lo que pasó hace 22 semanas hubiera terminado con mi raciocinio. –De todas formas ya había presentido que algo así iba a ocurrir, por eso le dije a tu galán que pasara por ti en una hora- dijo riéndose entre dientes.                                                                                                                  
      -Una hora, ¿Qué hora es?. Momento que estoy pensando- parecía una completa idiota, y he de aceptar que el pensar en Frank llegando a mi casa viéndome como un espantajo fue lo que me preocupó.                                                                                                                                                                                 -Selene deja la bobada- masculló, viró y se sentó en el sillón de mi papá, puso cara de serio y de muchos amigos, ahí ratifiqué por qué él era mi amigo, y es que entre tanto disparate él siempre parecía tener la razón, me había hecho reír desde el día que lo conocí y estaba tan dispuesto a seguir mis pasos como yo los de él, conocía a Porter desde mucho más tiempo atrás pero actualmente era Demian el que se llevaba mi confianza.                                                                                         -No puedo creer que otra vez esté pensando en seguirte la cuerda- dije, y de nuevo la sensación de una vida loca y llena de aventuras me invadió, sí Frank era la aventura de esta semana, así tenía que verlo, como un juego.                                                                                                                           –No hay que ponerle misterio a algo que no lo tiene, tú y Frank se han vuelto amigos, ¿no es verdad?- Demian me miró y antes de dejarme decir otra cosa fulminó cualquier indicio de vergüenza con la siguiente apreciación -Como las mitades ya están unidas por un vínculo sin conocer el cuerpo, no sería de extrañar que una vez matado el placer en lugar de reducir la amistad esta se viera acrecentada con los placeres futuros-sonreí y pensé nuevamente en mí, en quien era en verdad, una chica fuerte y de armas tomar, alguien quien pensaba que el sexo y el amor no necesariamente llegaban en el mismo paquete y que el que no lo viera de esa forma era sólo un bebé que pensaba en cuentos de hadas y príncipes azules.                                                                                                                                                                          -¿a qué horas dices que viene Frank?- pregunté con sarcasmo.                                                                      -¡esa es mi Selene!- dijo efusivo. – Te veo allá- me abrazó y salió de mi casa, dejándome una vez más dispuesta a hacer lo que sea para ganar la apuesta.
                En un abrir y cerrar de ojos me encontraba en la entrada a ese mágico mundo de burbujas, agua, luces y humo que Carter y su vena artística habían creado en el parque del hotel, era sencillamente genial, de alguna forma había trasladado la barra de los tragos en medio de la piscina y había logrado traer la mejor música directamente de Ibiza, parecía que un trozo de Miami se hubiera incrustado en la perla, porque incluso y no sé cómo habían palmeras como parte de la decoración. Todos estaban magníficamente vestidos o bueno sus trajes de baño eran espectaculares y que decir de sus antifaces, eran tan buenos que algunos lograron engañarme por un instante. Anabeth que su puestamente era la menos fashionista tenía un traje vino tinto que juro por Dios era de diseñador, Porter, Carter, Frank y Josep traían unas pantalonetas de su último viaje a Rio de Janeiro, Arriane parecía una diabla de lo bella que estaba con su traje rojo, los accesorios que la acompañaban me daban una envidia tremenda, Demian y Jeffer traían cada uno a su manera unos sombreros gardelianos negro y blanco respectivamente y sus pantalonetas que parecían de alta costura, en fin, parecía que todos y cada uno se hubieran preparado para la fiesta del año, por mi parte había creado mi antifaz que no era nada del otro mundo pero mi  vestido blanco con bordados dorados era hermoso , se lo debía a mi mamá, sí la pobre supiera que alguien me lo iba a quitar esa noche para tener sexo conmigo de seguro jamás me lo hubiera comprado.          
Frank me tomó de la mano y me invitó a la piscina, y ahí estaba yo, en el agua una vez más, parecía que esto estaba ligado a mi destino. Algunos bailaban y otros fijan nadar cuando la mamá de Jeffer se asomaba a revisar que todo estuviera bajo control pero lo cierto era que todo el mundo estaba entonado y medio loco, podría haberme dedicado a fijarme en sus actuaciones, pero por alguna razón Frank se estaba robando mi atención, él estaba resplandeciente y guapo como nadie, su bronceada piel realzaba su varonil figura, no sé si eran los tragos pero el esfuerzo para no lanzarme a sus brazos era cada vez más fuerte y lograba marearme un poco. Pronto recuperé mi postura y de pronto nos vimos mutuamente, mi corazón dio un  vuelco cuando él hizo un pequeño guiño y para no descontrolarme traté de buscar a mis amigos y de pronto cruce miradas con Demian mientras él le pasaba la lengua a Zoé por el cuello, cambié de ángulo y me encontré con una Dulce ebria mordiéndole una tetilla a Porter, así que el show tenía que comenzar ahora o perdería, aproveché el cambio de música para besar ferozmente a Frank, me estaba quemando por dentro y lo único que me producía fresco en ese instante eran los labios de él. Me sorprendió como él fue capaz de desenvolverse con sus manos y cómo de rápido se llenó de valor aprovechando que no había nadie lo suficientemente cerca para oírlo diciendo, - estas realmente preciosa. No sabes cómo odio que no podamos estar más cerca que esto- ¿ahhh?, eso había sido realmente lanzado y me agradaba que todo fluyera de esa forma.                                               
   -en realidad, no tienes por qué odiar algo que se puede arreglar- dije acercando mis labios en un susurro hasta su oído izquierdo y una vez más revisé el estado de mis dos contendientes. –Sí que hay una forma de solucionarlo- hice una pausa, para meditarlo nuevamente, -estamos en un hotel, ¿no es así?- dejé caer mi sugerencia y me separé, para ir en dirección de las gradas de la piscina. –Tú conoces bien el hotel, la suite Paradise-comenté, -¿en 15 minutos?- pregunté, una sonrisa de perra triunfante atravesó mi cara mientras me secaba el cabello, ni siquiera sabía si había accedido a algo tan repentino, pero me adentré al hotel.                                                                                             No parecía haber nadie por allí, sólo me encontré a Kiara que salía del baño y ni siquiera me determinó. Llegué al lugar, abrí la puerta despacio y entré en la habitación. Sentí un poco de culpa de nuevo al encender la cámara que nos iba a grabar, que por alguna razón no era la misma que Demian me había enseñado en la tarde, pero pensé que muy seguramente se habían confundido las cámaras en habitaciones diferentes. Me recosté a esperar,  pasaron más de los 15 minutos y algo sugería que quizá mi comportamiento había asustado a pobre de Frank, hasta que escuché sus pasos por el pasillo y vi que abrió la puerta.                                                                              
   -permiso- dijo con una sonrisa gigante y cálida, agachando la cara por pena. No pude evitar mirarle la boca y pensar cómo se sentirían esos labios gruesos tocando mi cuerpo. -Selene…- iba a decir algo, pero yo lo interrumpí y lo obligué a iniciar un beso, invadió mi boca y su lengua fuerte tomó el control, chocaron nuestros dientes y nos mordimos los labios, él me sostuvo el cabello y juntos caímos a la cama, yo con la única certeza de que me quería acostar con él, aunque no sabía si en realidad quería que fuera de esa forma, ¿Qué quería?¿una revolcada o hacer el amor?, no, yo quería ver cómo era él en la cama y ganar una apuesta. El momento fue tan intenso y sus movimientos fueron certeros y cuidadosos a la vez, aunque se le notaba lo inexperto, puedo resaltar que fue muy cariñoso, y verlo como temblaba me excitó y deseé que no se acabara, ¿y por qué lo deseé?, simplemente porque en ese momento mientras él pendejo me penetraba supe que me había enamorado de él. Cuando terminamos volví a sentirme mareada con todo lo que tenía en mente, y me hice la dormida para evitar cualquier comentario de Frank, pero no por mucho porque los tragos en mi cabeza finalmente mi hicieron caer en sueño.                                                                   
    A la mañana siguiente me levanté de la cama en busca de la cámara para evitar que Frank la notara, pero ya no estaba, así que lo más probable es que mis tontos amigos habían entrado, me vieron desnuda al lado de Frank, quizá se rieron por un buen rato y se marcharon para ver el maldito video, me vestí y tuve que salir de allí porque no quería que Frank me abordara con esas cosas que me hacían sentir especial para él. En el fondo todo esto me había afectado, la apuesta terminó adueñándose de mí y ahora como una tonta huía del chico con el que quería pasar todos los momentos posibles.                                                                                                                                                                          El lunes era día de clase y no podía soportar llegar y tener que ver a Frank a los ojos, no después de haber oído mil correos de voz en el celular, en los que me juraba amor eterno, no después de lo que había pasado, no después de darme cuenta que había arruinado desde un principio algo que pudo ser bonito. Llegué temprano a la academia porque por más que lo intenté no pude dormir bien y lo único que me dio clama fue salir a caminar a las 5 de la mañana.                        
  -madrugaste- Me llevé una gran sorpresa cuando la vi que Demian ya estaba en la portería a esperas de que abrieran las aulas.                                                                                                                                -no podía dormir- y es que además me dolía la cabeza, y sentía que el cuero cabelludo tiraba de mi pelo hacia dentro. –y tú, ¿Qué haces tan temprano?-                                                                    
  -Porter te estuvo llamando ayer para que nos encontráramos pero no contestaste, quiere saber algo de las cámaras o eso fue lo que le entendí-                                                                                                             
  No le hice mucho caso a eso y pese que abrieron la academia esperamos afuera por un buen rato a que Porter llegara pero no fue así, la ausencia de Frank también fue notoria, ninguno de los dos apareció. Cuando tocaron la campana salimos corriendo, pero algo nos detuvo. Una masa de estudiantes estaba mirando un escrito en la cartelera principal y otra estaba rodeando algo que no se podía ver por la cantidad de gente, cuando observé lo que era quedé como estatua:
¡¡¡MATARÍAS POR OCULTARLO!!!
¿Cuánto deseas saber la vida oculta, los secretos y los miedos de los que te rodean?, muy seguramente dirás en alto que no te importa, pero la verdad es que te encantaría saberlo todo. El sábado en la noche se dio una gran parranda en el hotel de nuestro querido Jefferson Santander, no se escatimó en comidas, alcohol y drogas, una fiesta que hubiera sido perfecta si no fuera por los actos lamentables e intolerables que se consumaron, entre otros una horrible apuesta cuyos resultados pronto se conocerán. La academia de ciencias, artes y deportes está llena de escoria que no merece convivir con gente civilizada y les aseguro que pronto recibirán su castigo. 
Pd: ayuden a este par, pues literalmente tienen veneno en la sangre.
                Fue aterrador, alguien sabia de nuestra apuesta y aun peor alguien nos estaba amenazando, pero para completar el desastre las dos personas de las que hablaba la posdata, yacían como muertos en medio del círculo rodeado por los demás estudiantes. Eran Frank y Porter.
               
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SORTILEGIOS, La magia del deseo y el horror de la venganza
Esta será la primera historia que voy a publicar en este blog, serán 10 crónicas que se contarán semana a semana, espero que las disfruten
Presentación
Hola a todos, me llamo Juan Krlos, tengo 23 años, soy un escritor naciente y quiero mostrarles mi trabajo para darme a conocer, así que los invito a recorrer junto a mi algunos relatos en los cuales he trabajado, a que critiquen todo lo que quieran y que se vuelvan parte de mi desarrollo. De antemano gracias por el tiempo que se toman en leer mi blog, les aseguro que les encantará.